Año de buenos libros

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Esta actualización es para desear, a todo el que por aquí entre, una muy feliz Navidad y un mejor (al menos en ilusión, alegría y salud) año 2009. Que sea un año de buenos proyectos, de buenas letras y mejores libros, de felices sueños y de renovadas ganas de trabajar.
Ser un poquito mejor cada año es a lo que aspiro cada vez que llegan estas fechas, y es cierto que luego ese espíritu navideño se va olvidando con el paso de los meses (como es lógico), pero siempre queda algo de bueno que salva nuestra propia existencia; o al menos yo lo vivo así.
Se acaba el 2008 y comienza un nuevo año, haremos balance o simplemente nos quedaremos con el gusto que apenas deja el tiempo en los labios. Lo que sí que me queda este año es la alegría de saber que hice algo que me llena por completo, que opté por un camino que (lo sé) va a ser toda mi vida: los libros.

FELIZ NAVIDAD A TODOS

Belén

Cuerpo y finales

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Lo prometido es deuda, el post de hoy será exclusivamente de teoría. Viene bien este artículo porque sino me voy quedando muy retrasada en los temas teóricos. Tema de hoy: seguimos con las partes internas del libro, nombré los principios del libro y algunas premisas básicas. Ahora nombraré el cuerpo y los finales del libro.

Bien, el cuerpo del libro es el conjunto de hojas que pertenecen exclusivamente a la obra del autor. Al leer una obra propiamente dicha, desde su capítulo 1 hasta el punto y final, estamos buceando entre el cuerpo de la obra. Esta parte puede organizarse de diversas maneras, dependiendo del tipo y naturaleza del libro. No es lo mismo una obra científica o de divulgación, educativa, etc., que una obra puramente literaria, de ficción, poesía,... La manera de organizar el cuerpo del libro cambiará, pero generalmente se suelen dividir en partes, secciones y subsecciones. El libro, cuanto más educativo, cuanto más de divulgación científica,... más organizado estará, puesto que se tratan temas difíciles de asimilar leyéndolos de corrido. La división más importante es el capítulo (lección o tema en los libros de texto).

Cada uno de los capítulos está dividido en párrafos. En las obras literarias, cada parte o incluso en cada capítulo pueden venir introducidos por una portadilla interna. Ésta es una hoja cuya página impar suele llevar el número y/o el nombre del capítulo o parte, y a su vuelta (la página par) suele ir en blanco. La utilización y manejo de las portadillas internas queda en manos del compaginador pero la decisión de incluirlas dentro de una obra corresponde al preparador de la misma.

Y cierran la obra los finales del libro:
Sobretodo esta parte suele ser más extensa en diccionarios, enciclopedias, obras de divulgación científica, etc. Los finales del libro constan de: (algunas parte pueden suprimirse si la obra no lo requiere)
  • Apéndice
  • Anexo
  • Bibliografía: lista de libros que el autor a utilizado a la hora de estudiar el tema de que trata el libro, o libros que éste recomienda.
  • Índice Onomástico: referencia a nombres usados en la obra.
  • Glosario: referencia a términos.
  • Notas: si las notas a pie de página son tan extensas que dificultan la lectura de la obra, se suele decidir ponerlas al final.
  • Colofón: nota que lleva la información del impresor, la marca, cuándo se terminó de imprimir el libro y el lugar. También pueden llevar otros datos de la impresión.
  • Fe de erratas
  • Registro
Belén

de DILVE y otros caminos

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Puedo prometer y prometo que mañana seguiré hablando de las partes internas de un libro: cuerpo y finales. Lo tengo en cuenta y no me despisto del tema principal.

Aún así, durante el día de hoy estuve escudriñando ciertas páginas, ciertos recursos que creo que pueden y deben ser de utilidad en todos los ámbitos. Por eso hablo hoy sobre DILVE. Quizá sea "ese gran desconocido" para algunos, no tanto para otros... sea como sea me propongo exponer sus características, su funcionalidad y viabilidad, siempre enfocado desde mi experiencia (que es la única que tengo, aunque los comentarios están abiertos).

Vale, hagamos las presentaciones protocolarias: editores, libreros, biblitecarios, ... os presento a DILVE: que se enorgullece de ser un portal-servicio gratuito de información del libro en venta en España. Información bibliográfica al alcance de todos de manera sencilla, gratuita y rápida. ¿Qué más se puede pedir? A mí se me ocurren varias cosas: que sea eficaz, que sea (bien) promocionado y apoyado, que realmente la extracción de información sea de manera lo más sencilla posible, y sobretodo que sea constantemente actualizado.

Pero estamos en el buen camino en DILVE, desde mi experiencia la verdad es que me quedo sin palabras, porque de momento pude utilizarlo poco, a veces por falta de tiempo, a veces por otras razones prácticas. La finalidad de DILVE es básicamente realizar extracciones(3) de información de libros, (¡ojo! que estén cargados previamente en DILVE) pudiendo extraer todos los datos principales de un libro (título, autor, editorial, páginas, encuadernación, traductor, ilustrador, ISBN, cubierta, etc.) en distintos formatos.

En mi caso, necesito los datos para implementarlos en el software de gestión de nuestra librería. Hace poco hicimos un buen gasto de dinero para actualizar nuestro software, enfocando todos los esfuerzos en obtener una informatización de los datos mucho más eficaz que la anterior. El hecho de que yo pueda meter libros en mi programa de gestión de manera rápida y exacta es algo que optimiza mi tiempo y mi dinero; puesto que el volumen de libros que se reciben en una librería es exageradamente grande, todos los esfuerzos que se hagan por ayudar a mecanizar este proceso de carga de datos será bienvenido. La cuestión es simple: cada día se reciben muchas cajas llenas de libros, que deben ser dados de alta en el programa de gestión para luego venderlos (o devolverlos), el trabajo que esto genera es altísimo y se pierde mucho tiempo que podría utilizarse para lo que de verdad vale la pena: vender, ayudar y asesorar bien a los clientes, revisar y cuidar mucho más nuestros pedidos, etc. Si yo gasto el 80% de mi tiempo en meter libros manualmente... poco tiempo me queda para gestionar correctamente mi librería.

Este trabajo que se hace manualmente debe ser sustituido por el trabajo informatizado. Y digo debe porque en algunos casos no se lleva a buen término; parece ser que estamos condenados a dejar las cosas a medio en este mundo nuestro de libros: comenzamos a trabajar con SINLI, pero los distribuidores no completan las fichas de los libros correctamente, apenas llevan estas fichas 3 datos (título, ISBN y distribuidor, ni siquiera llevan la editorial o el autor). Entonces ¿de qué sirve tanto esfuerzo? Si SINLI es un buen recurso (que lo es) ¿por qué no se asegura su buen uso?

Tengo más preguntas y más consideraciones, pero lo dejo para otro post, prometo ya tener experiencias más exactas.

Belén

(3) adjunto en la columna lateral: Guía Rápida de uso DILVE: librerías.

Los principios

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Hablé hace unos días de las partes externas de un libro. Hoy voy a enumerar las partes internas; no todos los libros tienen todas las que se nombran. Antes de nada, unas premisas obligadas para la buena edición de un libro:

  • Hay que tener claro que las tripas del libro se componen de pliegos que se imprimen de una sola vez por ambas caras, estos pliegos son doblados de una forma determinada, y es lo que da lugar al conjunto de hojas consecutivas que pueden ser leidas. Los pliegos tienen un número de páginas predeterminadas: hay pliegos de 12, 16, 20, 24, 32, 48 ó 64 páginas. El conjunto de pliegos ordenados debidamente es lo que posibilita su lectura.
  • Cada hoja de un libro tiene anverso y reverso (impar o par respectivamente).
  • La página es la cara de una hoja donde se imprime o se escribe, y puede ser par o impar.
  • Las páginas impares siempre quedan a la derecha cuando el libro está abierto. Por el contrario, las páginas pares quedan a la izquierda.
  • En un libro bien editado nunca habrá una página impar en blanco. Son las más importantes ya que visualmente son las más destacadas.
  • Las tripas del libro tienes 3 partes: los principios del libro, el cuerpo, los finales.

Dadas estas guías, comienzo nombrando los principios del libro:

La primer página impresa, y por tanto página impar (anverso de una hoja), se llama Portadilla. Por lo general sólo va a contener el título de la obra colocado a la misma altura que luego estará en la Portada. La contraportada es página par y se encuentra a la vuelta de la portadilla, lo más frecuente es que esté en blanco. Si lleva alguna ilustración o foto se llama frontispicio.

La página más importante es la Portada, contendrá toda la información relevante de la obra: Autor, título (y subtítulo si lo tiene), número de edición, sello editorial, ciudad y año de publicación (aunque esto último es opcional). A la vuelta de la portada se encuentra la Página de Derechos, es página par y normalmente el cuerpo de la tipografía es menor que el resto. Aquí se encuentran todos los datos legales del libro. Colección y número, copyright de la editorial, del autor, de las ilustraciones o fotos, de la traducción), fecha de la publicación, nº ISBN, ISSN o NIPO y Depósito Legal, texto "Impreso en España", datos del impresor, leyenda "todos los derechos reservados...". Todo este texto suele ir justificado al pie de la página (parte inferior).

A partir de aquí la inclusión de las siguientes páginas es opcional:
  • Dedicatoria
  • Cita
  • Agradecimientos
  • Índice/Sumario/Contenido/Tabla de materias
  • Prólogo
  • Advertencia
  • Nota preliminar
  • Cómo utilizar esta obra (típico en enciclopedias, diccionarios, etc.)
  • Lista de abreviaturas, cuadros

Consejo

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Nunca intentes escribir, no te dediques nunca a la edición o al comercio del libro. Y, sobre todo, nunca te hagas librero. Esto es lo peor de todo: el trabajo más duro y el peor pagado”.

David Garnett

Libre, libre, librero

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Una cosa me lleva a la otra, y no termino de hacer una cosa cuando estoy pensando en otra. Toca hacer estudio del mercado, ver como va la competencia, qué ideas ya se han publicado usurpándote el sitio en los canales de venta por tan sólo cuestión de tiempo (^_^), cómo está el sector del libro en el cual queremos incluir el nuestro, etc. Todas esas cosas, que como ya dije, nos encantan.
Haciendo balance de todo me encontré con los datos de siempre, unidos a un texto que leí hace poco dan por resultado un post como éste. Según el informe sobre el Comercio Interior del Libro en España 2007 hay cifras conmovedoras:

Las Librerías y las Cadenas de Librerías siguen siendo los principales canales de venta de libros y un 47% de la facturación se realiza a través de estos canales. BIEN*.

Las Librerías han bajado su facturación un 1,1% respecto al ejercicio anterior (992 millones), a pesar de ello es mayor que la cifra del año 2005 en que se facturaron por este canal 960 millones de euros. No tan BIEN, pero habrá que consolarse... podría haber sido peor*.

Las Cadenas de Librerías alcanzan los 483 millones, un 4,5% más que en 2006, recuperándose del ligero descenso sufrido en dicho año. Era de ESPERAR*.

Los Hipermercados aumentan un 2,3% su facturación. Manda CARAJO*.


¿Y por qué me interesan precisamente estos datos? Porque da la casualidad de que la que escribe estas líneas ahora mismo tiene en propiedad, mejor dicho en co-propiedad, una flamante librería. Sí, sí... de esas que su facturación baja un 1,1% pero a pesar ello nos tenemos que felicitar. De un tiempo a esta parte ya he escuchado en varias ocasiones: en distintos medios, en distintos formatos y en distintos momentos, que los libreros somos un poco llorones. Vale, lo confesamos, pero es que aquí quien no llora... ya se sabe.

Como parte de una librería me veo obligada a reflexionar sobre el tema de que: 1- en mi librería se vende menos, 2- en las grandes cadenas suben las ventas (que en cierto modo contábamos con ello) y 3- en los hipermercados aumenta la facturación en un 2,3% (nuevo competidor, que se ponga a la cola). ¡Qué menos que hacer pucheros!

Ahora en serio, quizá cuando digo que formo parte de una librería se viene a la mente ese tipo de librería estática, con libros apilados, con un vendedor muy suyo, poco amigo de las tecnologías, donde la estética no cuenta porque se tiene una visión muy bohemia de los libros, etc. En algunas ocasiones pasa que se habla de libreros/librerías en ese tono. Y nada más lejos de la realidad. Libros 10 (he aquí su nombre) es una librería dinámica, un sitio donde se apuesta por la innovación cultural y tecnológica, una librería que podrá gustar más o menos pero lo que nadie podrá decir es que no arriesga. El equipo que forma parte de ella está compuesto por gente joven, y los que quizá no lo son tanto, doy fe de que apuestan por el mundo del libro con una mirada distinta y tradicional a la vez (combinándolas lo mejor que se puede). Promovemos la animación a la lectura de tantas forma como podemos y aún así, nos vemos en muchas ocasiones con el agua al cuello. ¿Soluciones? ¿Se trata exclusivamente de dinero? ¿Reciben apoyo las pequeñas librerías por parte de las editoriales?

No hablo de las librerías virtuales, que es otro tema, sólo tiro al aire bloguero mi reflexión: si las grandes superficies, no especializadas en vender libros, facturan más que las pequeñas librerías que dedican su vida a dicha causa... ¿algo no está fallando? ¿no se está facilitando mucho las cosas a algunos y a otros no tanto? Sólo son preguntas...

*Notas mías, no constan en el informe de comercio interior del gremio de editores.

Preedición

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Hoy terminamos el primer bloque del temario. Resumiendo mucho podría decir que se ha dividido en dos partes: una primera para definir al editor, la editorial y todos sus aspectos definitorios; y una segunda donde se ha hablado del libro como aspecto físico, sus partes y su contenido formal.

Para quien no se haya enterado todavía: no voy a seguir un orden "lógico", seguiré las pautas que yo misma me propongo a lo largo del curso y añadiré reflexiones propias con el fin de exponer dudas y pensamientos que, de otra forma, estarían siempre rodando por mi cabeza sin dejar paso a ninguna conclusión.

Me quedan cosas en el tintero del "mañana", como las partes internas del libro, los términos de la encuadernación y sus fases, la estructura de la página (tipos, tipografía, líneas, párrafos, márgenes, composición, ilustraciones, citas, notas... así hasta infinito) y otras eternidades interesantísimas. Hoy rescato algo que quizá tendría que haber escrito en el segundo post: las fases de la edición, el proceso editorial.

Hay 4 procesos: preedición, edición, preimpresión e impresión.

Por su misma terminología, uno es capaz de sintetizar mucho lo que es cada proceso y lo que en él se lleva a cabo. Al hilo del artículo anterior hablaré de la preedición: abarca los procesos previos a la revisión editorial, al tratamiento del texto puro y duro. Desde que nos estrujamos nuestro pequeñito cerebro hasta que sale zumo en forma de ideas, hasta que tenemos el original en nuestras manos para editarlo, se han de hacer una serie de pasos fijos. Por ejemplo: se eligen a los colaboradores que han de participar en el proceso de edición posterior, se forman presupuestos, se presentan los datos al comité editorial (si existe), se hace una primera lectura de lo que se quiere editar y se valora, se contratan los derechos de autor, ilustración, traducción, etc.

Dicho más personalmente, en este momento, mi idea editorial estaría inmersa en esta fase de preedición. En ello estamos, y mientras vaya avanzando escribiré aquí los progresos y poco a poco irán apareciendo los otros pasos del proceso editorial que quedan (edición, preimpresión e impresión... incluso postimpresión).

De estrujarse el cerebro

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De la nada más absoluta puede surgir un chispazo que transforme la quietud en movimiento. Ayer comentaba el modo futurista de pensar del editor; cuando se ha estrujado bien el cerebro, normalmente, tiene que salir zumo... o ideas factibles, es entonces cuando todo el engranaje comienza a desperezarse, contento de ello.

Si la idea es viable en el futuro, habrá que trabajarla de forma brillante en el presente. Cuidar, limpiar y transformar una idea es una de las tareas más bonitas, directamente proporcional a peor valorada. Pero es el primer paso y si comenzamos saltando demasiado estamos perdidos.

  1. ¿Por qué quiero editar esta idea?
  2. ¿Cómo lo voy a hacer?

Dentro del primer aspecto nos encontramos con dilemas que, a priori, no deberían ser muy complicados de exponer. Se trata de hacer una justificación por escrito de aquello que has analizado ya: interés editorial, oportunidad, qué publicaciones son del mismo corte que la que tú pretendes, y estudiarlas, el autor de la obra, público al cual te vas a dirigir y al cual pretender acercarte.
El segundo aspecto es jugar un poco más, creo yo, a las aventuras. El cómo editar algo es un tema serio, puesto que no sólo se van a tratar los recursos materiales necesarios, sino también los humanos. Cuantificar y valorar todo eso es un castillo de naipes: pero hay que hacerlo. Así que en este apartado expondremos el formato más adecuado, colaboradores que se necesiten para lectura del original, corrección, ilustración, maquetación y diseño, impresión, distribución y venta.

Se ve que de una semilla pequeña va naciendo algo más grande. Ahora toca ser jardinero, o editor que para el caso viene siendo lo mismo.

Fijando la línea

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Cuando se piensa en modo editor se piensa de manera futurista, una idea es algo factible cuando en el mismo momento en que la piensas te vas al futuro para ver si es viable o no. Sin ser editora (todavía) ya tengo que ir pensando como una de ellas, y esto hace que me vaya enterando de ciertas cosas que este oficio lleva de serie.
Tuve, tengo y tendré muchas ideas en la cabeza, pero un buen porcentaje de ellas ni siquiera llegan a mi cuaderno de notas por ser inviables (aunque buenas). Y esto me da pie para hablar de uno de los primeros temas que estudiamos: la línea editorial.

Cualquier empresa que vaya a empezar su actividad tiene que tener un informe, un proyecto ya desarrollado donde se mire el presupuesto con el que se cuenta, los objetivos de la empresa, un estudio del sector donde va a participar, etc. Una editorial, aunque a veces pienso que sea otra cosa más romántica, no deja de ser una empresa pura y dura, un negocio que se monta para ganar dinero, o por lo menos no perder jeje. Por eso, pienses lo que pienses acerca de este mundo, si quieres montar una editorial, lo primero que tendrás que hacer será plantearte una serie de preguntas base:

  • ¿Qué quiero editar?
  • ¿Cómo lo quiero editar?
  • ¿Para quién lo quiero editar?

Esas preguntas son las más básicas, y sólo pongo esas porque no me gustan los post muy largos (y de esos ya hay alguno). A partir de esas 3 preguntas se proyecta la línea editorial: que es un texto donde se le dará respuesta a las preguntas anteriores y a otras, donde cada editorial mostrará sus cartas. La línea editorial no es un texto maravilloso y adornado, bohemio y utópico, no debe ser eso; es ahí donde se demuestra la honradez y la coherencia del editor. El contenido de la línea editorial debe ir acorde con la realidad de los libros que se editen y plubliquen, en el presente y a lo largo de toda la "vida" de la empresa. Mantener dicha coherencia es sumamente complicado, y más cuando se viven tiempos tan cambiantes.

Todas las editoriales, ya sean grandes o pequeñas, han de tener fijada su línea editorial, una línea que se debe fijar de manera muy clara para que todo el engranaje editorial vaya pisándola de forma segura; y digo más, deben tener bien presente esa línea para que sus publicaciones sean profesionales, reconocibles y viables. Un libro que no encaje con la línea editorial de la empresa siempre será algo raro, siempre será algo imprevisible para su estudio... puede salir muy bien, bien, mal o muy mal, pero será un paso en falso en coherencia (siempre desde mi punto de vista). En cualquier web, de cualquier editorial, podemos encontrar un texto que resume la visión general de esa línea. Sin querer dar publicidad a nadie (porque ni me pagan ni quiero) diré aquí que una de las editoriales más serias y profesionales a la hora de seguir su línea editorial es Kalandraka. Obviamente, esto es una opinión personal, hay muchísimos ejemplos más.

En busca del "relato" perdido

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Si el escritor tiene el síndrome del papel en blanco, el editor puede tener el síndrome del original inexistente (o no encontrado). Lógicamente, esto le pasa a los editores pequeños, o quizá es algo que me pasa exclusivamente a mí, que no lo descarto.

He de presentar dentro de un tiempo aún considerable, una idea para un proyecto editorial. Teniendo la idea en la cabeza, aún no sé darle forma, aún espero otra idea alternativa, una lluvia que me pueda dejar boquiabierta y sin ninguna duda para poder defenderla ante el comité. La genialidad, el pelotazo, el encuentro con las palabras que deben ser publicadas tiene que venir por algún lado, ya sea trabajando duro o bien simplemente estando atenta a esas supuestas señales del destino. Como aún no sé si el destino quiere editar algún libro, tendré que hacer el trabajo por mí misma.

La cuestión es por dónde empezar, dónde buscar (si es que hay que buscar), qué recursos emplear... muchas dudas todavía.

Si alguien que pase por aquí sabe de autores que escriban, que tengan algo en su poder susceptible de ser editado, por favor que me escriba. Nunca hay que cerrarle la puerta al tan admirado y respetado destino.

Libro físico

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Al hilo de lo que dije en el post anterior, he de añadir que la definición que copié literalmente del diccionario de la RAE, a mi gusto y al de los nuevos tiempos, queda bastante escueta a la par que anticuada. Finalmente tenemos una definición paralela dentro del contexto de la nueva LEY 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas. Ésta expone de esta manera la concepción del libro:

A los efectos de esta Ley se entiende por:
a) Libro: obra científica, artística, literaria o de cualquier otra índole que constituye una publicación unitaria en uno o varios volúmenes y que puede aparecer impresa o en cualquier otro soporte susceptible de lectura.
Se entienden incluidos en la definición de libro, a los efectos de esta Ley, los libros electrónicos y los libros que se publiquen o se difundan por Internet o en otro soporte que pueda aparecer en el futuro, los materiales complementarios de carácter impreso, visual, audiovisual o sonoro que sean editados conjuntamente con el libro y que participen del carácter unitario del mismo, así como cualquier otra manifestación editorial.


Entramos en terreno pantanoso si queremos seguir reflexionando sobre los libros y sus tiempos venideros, la nueva Ley abre caminos y da respuesta (acertada más o menos) a algunas cuestiones que se planteaban cada vez más urgentes. Sobre este tema quiero leer más, me parece un tema muy profundo sobre el que no cabe tener dudas al respecto. Parece ser que hay varios frentes abiertos así que tema no va a faltar y tiempo habrá para conseguirnos enemigos jeje.

Hoy quería comentar algo que vimos hace unos días en clase. Pura teoría objetiva que expongo en este blog por tenerla recopilada y guardada a buen recaudo para la memoria. Las connotaciones que pueda tener un libro varían según las personas y según las experiencias, lo que no es tema debatible son las partes físicas del mismo. Anotaré aquí las más significativas:

Tapas son las cubiertas del libro. Su misión es proteger las tripas, lo que sería el corazón del libro. Dependiendo de si éstas son duras (construídas con cartón grueso forrado de papel, tela, piel u otros materiales) o de cartulina delgada recubierta de una capa de plástico translúcido, se dará lugar a la encuadernación cartoné o la rústica, respectivamente. Las cubiertas constan de 4 partes (aunque puedan parecer 2): primera de cubierta (lo que se llama erróneamente portada), segunda de cubierta, tercera de cubierta y cuarta de cubierta (contracubierta). La primera y segunda de cubierta son exteriores, la segunda y tercera son interiores.

El lomo del libro es la parte opuesta al corte y cubre la encuadernación de las tripas. Es un elemento de gran importancia para aquellos que trabajan en el mundo del libro, sólo el lomo se dispone de manera vertical y su importancia se debe a que es el único elemento que se ve de un libro cuando está apilado junto con otros ejemplares, y por lo tanto, es el elemento diferenciador por excelencia de un libro.

Sobrecubierta o camisa es el nombre que recibe la lámina de papel que envuelve a un libro que estará, normalmente, editado en cartoné. Su función es doble: proteger y llamar la atención. Es, digamos, la parte más creativa en cuanto a diseño se refiere, ya que en ella se van a volcar todos los elementos gráficos y de texto que diferencian a cada libro: ilustración, colores, disposición del texto y del sello editorial, etc.

Las solapas son los extremos, normalmente de la sobrecubierta, que están plegados hacia el interior. Si no se plegaran las solapas quedarían de forma mucho más saliente de las tripas. En ocasiones, las ediciones rústicas también llevan solapas que son continuación plegada de las cubiertas. Su función es la de sujetar la camisa al libro y, a la vez, la de contener información editorial, sobre el autor, o de cualquier otra índole que decida la editorial.

Los dos últimos elementos son las guardas y la faja. La guarda es una hoja de papel (normalmente más grueso de lo normal) doblada por la mitad, una parte está pegada a la segunda o tercera de cubierta y la otra queda al aire. La función que tienen es la de reforzar la estructura del libro. No es esencial que un libro lleve guardas, en rústica se ven muy pocos libros que las lleven, son más propias de los libros en cartoné. Pueden ir ilustradas o decoradas.

Por último, un elemento totalmente opcional es la faja. Vendría a ser un trozo de papel como la sobrecubierta o camisa, pero bastante más corta de altura. Al colocarla en el libro queda como una cinta que envuelve al libro. Se suelen utilizar para fines promocionales y de márketing.

Expuestas las partes externas del libro. Dicho queda.





NOTA: la información que doy está descrita de manera totalmente propia, expresada con mis propias palabras, pero obviamente está sacada de manuales de edición. Concretamente, para quien quiera más: DE BUEN UNNA, JORGE (2000): Manual de diseño editorial. México: Trea.

Los libros no digi-evolucionan

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libro.

(Del lat. liber, libri).

1. m. Conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen.

2. m. Obra científica, literaria o de cualquier otra índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en otro soporte. Voy a escribir un libro. La editorial presentará el atlas en forma de libro electrónico.

6. m. Der. Para los efectos legales, en España, todo impreso no periódico que contiene 49 páginas o más, excluidas las cubiertas.



Esta información puede leerse completa en el diccionario virtual de la RAE: Pinchando aquí.

Comienzo de esta forma queriendo introducir el tema en cuestión. Ya que no pienso ser rigurosa, en ningún momento, en algunas de mis expresiones, al menos creo que debo comenzar con datos objetivos y aceptados por todos.

Si vamos a editar libros, lo mínimo es conocer de qué estamos hablando cuando decimos esa palabra. Obviamente lo primero que se me pasa por la cabeza es mirar el diccionario, mirar artículos de opinión de aquí y de allá que complementen a la definición dada, y después intento sacar mi propia conclusión.

Aspectos formales aparte, hay algo en el libro que lo diferencia de cualquier otro objeto definible: su rasgo de no mutación (o lo que yo vengo a llamar "la no digi-evolución* del libro"). Es ahí, al menos para mí, donde radica el secreto y la clave de los libros. No mutan, no cambian, no alteran su contenido, no se transforman, no, no y no. Un libro se escribe y pasados 15 años (si se ha conservado mínimamente bien) está tal y como se escribió, si en la segunda página aparecía la palabra "pato", trasncurridos los 15 años la palabra "pato" seguirá donde estaba sin variar nada. Esto parece y es obvio, no descubro nada, pero a mí me gusta recordármelo.

La palabra escrita queda y queda para siempre, y no sólo queda la palabra, sino que también perdura intacta la razón de la misma. Los libros se escriben por alguna razón, y ésta permanece inseparable al mismo libro para siempre; da igual el tiempo que pase, o la interpretación que se quiera dar tiempo después (ésta sí puede y quizá debe variar): sólo habrá un libro original y una razón. Y ni una cosa ni otra varían.

Es por eso que el libro permanece desafiante en medio de una sociedad tan cambiante: hoy se piensa esto pero mañana lo contrario, hoy se llevan los cuadros pero mañana las rayas, y lo que hoy es bueno mañana puede ser malo, así sucesivamente. El libro se erige como arma para nuestra débil memoria, y para nuestra cultura al hacer frente a tiempos venideros. Por eso, a lo largo de la Historia y también en el tiempo presente, hay gente a la que los libros le molestan bastante. Es este poder, y no otro aspecto formal, lo que me mueve a montar todo el chiringuito que es hoy en día mi vida.



* digi-evolución es un término que hace alusión a una serie japonesa de dibujos. Parecidos a los Pokemon, los Digimon tenían la particularidad de digi-evolucionar, es decir, pasar a ser otra cosa, otro estado mejor, más fuerte y poderoso. Pido disculpas por la comparación.