Estilismo

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Da igual el modo en que te llegue un texto, da igual qué motivos tienes (o han tenido) para querer editarlo. Una vez que se toma la decisión que comenzar la edición de un texto sólo queda mirar hacia delante; llegados a este punto del proyecto, lo que ve es un primer reto: ¿cómo puedo mejorar el texto?

Cuando digo "mejorar" no quiero decir: reescribir, modificar sin sentido, pasar del autor, etc. Un editor tiene el deber de hacer que un texto saque todo su sentido hacia el público que lo va a leer, que sea literariamente excelente, estéticamente bueno, legible, comprensible... NO vale con hacer un copia/pega malamente sobre un programa de edición o maquetación e imprimir. Para eso ya hay ejemplos.

Por esta razón, y suponiendo que el editor se ha leido el texto, una de las primeras tareas a realizar es la corrección del texto. Hay muchas maneras de enfrentarse a una corrección, y muchos enfoques en cuanto a valoración de este paso. Hay editores que cuidan al máximo el paso de las correcciones y otros sin embargo lo consideran un mero trámite, algo que encargan a una única persona y con el tiempo justito. Como siempre, la medida está en buscar un grado que se adecúe al texto que tenemos entre manos; no todos los proyectos necesitarán el mismo tipo y tiempo de corrección.

La corrección de estilo
Cualquier texto es susceptible de ser mejorado en cuanto a su escritura. Parece cosa obvia, pero hacer un uso correcto del idioma no es tarea fácil, y en muchas ocasiones entran factores que escapan a la concentración de los autores (sobre todo si son noveles y escriben literatura de ficción). La inspiración con que se escribe un texto es a veces impulsiva y no muy cuidadosa en su forma. Por esto, el corrector de estilo ha de leer cada obra con distintos ojos.

Son aspectos fundamentales que el corrector tendrá en cuenta:
- Justificación y contextualización: interacción entre el contenido y aquel que lo va a leer. Un lector siempre entenderá más de lo que lee literalmente, ese valor añadido del texto es tan importante como el texto impreso... un exceso de él puede arruinar una agradable lectura, y por defecto ocurriría lo mismo.
- Coherencia: que el desarrollo del texto tenga sentido, que siga un orden lógico o acorde con la finalidad del texto.
- Estructura: la organización de la información, sea literaria o científica, debe estar clara. Esto sólo se consigue teniendo en cuenta al lector final, el autor debería estructurar su texto en función del público a quien vaya dirigido y del tema que se trate.
- Descripción/exposición/argumentación: buena definición de la realidad que el lector no puede ver, revisar el orden de importancia de la exposición: el tema principal y sus puntos de inflexión, selección del léxico, evitar la ambigüedad, la información redundante, facilitar la lectura, extensión de los párrafos, etc.

Son muchas las cuestiones a las que un corrector de estilo debe enfrentarse(1). Como editores tendremos que escoger bien al que trabajará con nosotros, darle las pautas imprescindibles para que éste haga su trabajo y lo haga tal y como queremos, mantener el contacto con el corrector para poder solucionar cualquier problema a tiempo, velar porque cumpla el plazo establecido y reconocer posteriormente su trabajo.

Belén


(1): La actividad del lingüista como "corrector de estilo".