Libro físico

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Al hilo de lo que dije en el post anterior, he de añadir que la definición que copié literalmente del diccionario de la RAE, a mi gusto y al de los nuevos tiempos, queda bastante escueta a la par que anticuada. Finalmente tenemos una definición paralela dentro del contexto de la nueva LEY 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas. Ésta expone de esta manera la concepción del libro:

A los efectos de esta Ley se entiende por:
a) Libro: obra científica, artística, literaria o de cualquier otra índole que constituye una publicación unitaria en uno o varios volúmenes y que puede aparecer impresa o en cualquier otro soporte susceptible de lectura.
Se entienden incluidos en la definición de libro, a los efectos de esta Ley, los libros electrónicos y los libros que se publiquen o se difundan por Internet o en otro soporte que pueda aparecer en el futuro, los materiales complementarios de carácter impreso, visual, audiovisual o sonoro que sean editados conjuntamente con el libro y que participen del carácter unitario del mismo, así como cualquier otra manifestación editorial.


Entramos en terreno pantanoso si queremos seguir reflexionando sobre los libros y sus tiempos venideros, la nueva Ley abre caminos y da respuesta (acertada más o menos) a algunas cuestiones que se planteaban cada vez más urgentes. Sobre este tema quiero leer más, me parece un tema muy profundo sobre el que no cabe tener dudas al respecto. Parece ser que hay varios frentes abiertos así que tema no va a faltar y tiempo habrá para conseguirnos enemigos jeje.

Hoy quería comentar algo que vimos hace unos días en clase. Pura teoría objetiva que expongo en este blog por tenerla recopilada y guardada a buen recaudo para la memoria. Las connotaciones que pueda tener un libro varían según las personas y según las experiencias, lo que no es tema debatible son las partes físicas del mismo. Anotaré aquí las más significativas:

Tapas son las cubiertas del libro. Su misión es proteger las tripas, lo que sería el corazón del libro. Dependiendo de si éstas son duras (construídas con cartón grueso forrado de papel, tela, piel u otros materiales) o de cartulina delgada recubierta de una capa de plástico translúcido, se dará lugar a la encuadernación cartoné o la rústica, respectivamente. Las cubiertas constan de 4 partes (aunque puedan parecer 2): primera de cubierta (lo que se llama erróneamente portada), segunda de cubierta, tercera de cubierta y cuarta de cubierta (contracubierta). La primera y segunda de cubierta son exteriores, la segunda y tercera son interiores.

El lomo del libro es la parte opuesta al corte y cubre la encuadernación de las tripas. Es un elemento de gran importancia para aquellos que trabajan en el mundo del libro, sólo el lomo se dispone de manera vertical y su importancia se debe a que es el único elemento que se ve de un libro cuando está apilado junto con otros ejemplares, y por lo tanto, es el elemento diferenciador por excelencia de un libro.

Sobrecubierta o camisa es el nombre que recibe la lámina de papel que envuelve a un libro que estará, normalmente, editado en cartoné. Su función es doble: proteger y llamar la atención. Es, digamos, la parte más creativa en cuanto a diseño se refiere, ya que en ella se van a volcar todos los elementos gráficos y de texto que diferencian a cada libro: ilustración, colores, disposición del texto y del sello editorial, etc.

Las solapas son los extremos, normalmente de la sobrecubierta, que están plegados hacia el interior. Si no se plegaran las solapas quedarían de forma mucho más saliente de las tripas. En ocasiones, las ediciones rústicas también llevan solapas que son continuación plegada de las cubiertas. Su función es la de sujetar la camisa al libro y, a la vez, la de contener información editorial, sobre el autor, o de cualquier otra índole que decida la editorial.

Los dos últimos elementos son las guardas y la faja. La guarda es una hoja de papel (normalmente más grueso de lo normal) doblada por la mitad, una parte está pegada a la segunda o tercera de cubierta y la otra queda al aire. La función que tienen es la de reforzar la estructura del libro. No es esencial que un libro lleve guardas, en rústica se ven muy pocos libros que las lleven, son más propias de los libros en cartoné. Pueden ir ilustradas o decoradas.

Por último, un elemento totalmente opcional es la faja. Vendría a ser un trozo de papel como la sobrecubierta o camisa, pero bastante más corta de altura. Al colocarla en el libro queda como una cinta que envuelve al libro. Se suelen utilizar para fines promocionales y de márketing.

Expuestas las partes externas del libro. Dicho queda.





NOTA: la información que doy está descrita de manera totalmente propia, expresada con mis propias palabras, pero obviamente está sacada de manuales de edición. Concretamente, para quien quiera más: DE BUEN UNNA, JORGE (2000): Manual de diseño editorial. México: Trea.